Sellos: La cárcel te marca, pero tus proyectos te dan libertad.

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Mi primera visita y los sellos inesperados

Creo que es la primera vez que llegó dos horas antes para dictar un taller. Esta cita era en el centro penitenciario El Buen Pastor. Llegué con la expectativa de cómo sería la entrada al lugar y me encontré con un registro que pasa por tres puntos diferentes en donde te sellan para validar el paso por cada uno de ellos. En ese momento, pensé en cómo nuestra vida se va llenando de sellos y marcas que forman lo que somos. De hecho, hacen que algunos tengamos un espíritu emprendedor tan diferente a otros. En este caso, los sellos me recordaban que mi razón para estar allí era dejar una marca en las mujeres del programa de emprendimiento. Llevaba conmigo una serie de recursos que apoyarían mi labor, entre ellos, recursos para jugar con ellas. En mi cabeza rondaba el mensaje: “¿Qué tal que la idea de jugar les suene ridícula y aburrida?”. Pensaba tantas cosas antes de ingresar a lo que sería nuestra aula, con la expectativa de que ellas pudieran aprender algo más sobre las finanzas de sus negocios. De hecho, en mi cabeza habían muchas dudas sobre cómo podrían desarrollar un taller dinámico sobre números en donde no cuentas con calculadoras ni computadoras para hacerlo. Además, aún no me quedaba muy claro cómo podrían desarrollar sus emprendimientos sin tener a la mano todas las herramientas tecnológicas con las que contamos quienes no estamos privados de la libertad.

 

Los sellos de la vida: Marcas del pasado, presente y futuro

 

En mi camino al aula, van anunciando a grito herido “las de Cámara de Comercio”. Qué sutil forma de introducir mi entrada. Me sentí como una rockstar, no por lo que soy, tal vez por lo que representaba para ellas en ese momento. Entré al aula y comenzamos con el primer juego. Como suele ocurrir con los adultos, se desarrolló un poco lento y con algo de timidez, pero una vez que se tomaron en serio su papel, se divirtieron y, por supuesto, yo también. Vi en sus ojos alegría y esperanza. No tengo ni idea por lo que está atravesando cada una de ellas, pero en sus relatos e historias noté que sus negocios o emprendimientos les dan esperanza. Esperanza de tener un proyecto de vida cuando recuperen la libertad que han perdido. Sé que su vida ha dejado muchos sellos. No sé qué tan diferentes a los que vivimos cada uno de nosotros y también sé que esos sellos representan un aprendizaje que las puede hacer más fuertes. Al fin y al cabo, son mujeres y nosotras estamos llenas de esa fuerza indescriptible que nos permite atravesar por los momentos más oscuros y, sin embargo, salir victoriosas. Confío en que este taller sea algo más que números y pueda dejar un mensaje para que ellas dejen un sello en el futuro que están construyendo.

 

Las mujeres emprendedoras del Buen pastor

 

Me sentí, por un momento, muy honrada y agradecida por la invitación que me hizo la Cámara de Comercio de Bogotá para participar en su programa de formación, porque sé que la entidad y estas mujeres creen que el emprendimiento será una salida al encierro. Y no me refiero al encierro físico, sino a las puertas que muchas veces vemos cerradas en nuestra mente. Sé que los procesos de formación nos hacen ver que podemos alcanzar más allá y que, como mujeres emprendedoras, tenemos enormes posibilidades si estamos enfocadas en lograr el objetivo. Hace poco me enteré de que ellas podrán seguir vinculadas a los programas de la Cámara para fortalecer sus ideas de negocio. Me siento feliz de que puedan seguir creciendo, porque para muchas de ellas el crear una empresa, tal vez sea la última alternativa.

 

Reimaginando los sellos: de marcas a símbolos de cambio

 

Hasta el momento, he tenido 3 visitas al centro penitenciario. En cada una de ellas, tomé una foto de los sellos. Lo mejor es que, en la última visita, antes de apartarme de mi celular, le tomé la foto al primer sello que me pusieron al entrar. ¡Oh sorpresa!, era una bicicleta o una «cleta» como le dice mi entrenadora, símbolo de libertad. Me quedo con la idea de que estas marcas del pasado pasarán a ser símbolos de cambio y que, cuando pensamos en inclusión y equidad, tal vez podemos construir una mejor sociedad.

 

Para concluir, espero de todo corazón que cada una de estas mujeres se haya sentido amada en las sesiones que tuvimos. Quiero agradecerles porque sentí lo mismo de parte de ellas. Tanto así, que ellas mismas pidieron un par de sesiones más para aprender a costear y definir precios. Espero que lo logremos teniendo ya una calculadora a la mano. Igual, les seguiré llevando juegos para dejar un sello más profundo en sus vidas.

5/5

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