La libertad financiera es algo que muchos anhelamos, sin embargo es un término que hoy en día se ha vinculado a la capacidad de generar bienestar económico a través de la generación de ingresos en donde el individuo tenga una baja demanda de tiempo y esfuerzo, con la posibilidad de cubrir los gastos básicos y mantener un determinado estilo de vida; todo esto derivado especialmente del mercadeo piramidal o multinivel, contra el que no tengo nada en contra pero cuyo concepto ha generado que las personas lleguen a concentrarse en gran manera en la generación de ingresos para lograr la libertad o independencia financiera, apartándose de algunos temas importantes como la gestión de sus gastos, la disciplina de ahorro para cubrir contingencias futuras y especialmente el cuidado minucioso de su endeudamiento.

Coincido con el autor Dave Ramsey, quien es uno de los expertos en el tema, que el ser humano nunca podrá ser 100% financieramente independiente mientras esté vivo por una característica primaria del dinero, es activo y por el concepto mismo de la economía la cuál es una ciencia que estudia la forma o medios de satisfacer las necesidades humanas mediante los recursos disponibles, que siempre son limitados; por lo tanto generar ingresos de tal manera que cubran una serie de necesidades ilimitadas suena algo difícil de alcanzar. Qué tal, si para empezar a experimentar algo de libertad financiera, empezáramos a generar excedentes en nuestros resultados mensuales para tener algo de provisión o ahorro futuro cambiando la otra parte de la ecuación “las necesidades”, que en este caso podríamos traducir como los gastos; sé que no suena algo tal como la libertad, cuando en la generación actual especialmente después del legado que nos ha dejado la generación “X” (quienes nacieron entre 1962 y 1980) estamos acostumbrados a desear algo, obtenerlo y más aún obtenerlo de inmediato.
Esta inmediatez y las necesidades que el marketing, con el bombardeo de las redes sociales (en donde se refleja a través de fotos y videos la felicidad proveniente de las mejores vacaciones, el carro más lujoso, la multiplicidad de hobbies, etc), e incluso los deseos más nobles de dar los hijos una mejor educación, mejor vivienda y cubrir sus necesidades sin límite han encaminado a la sociedad a tomar decisiones equivocadas frente a sus finanzas, buscando satisfacer dichas necesidades con la búsqueda de mayores ingresos es decir desequilibrio de su vida personal vs su vida laboral o en la mayoría de los casos con un desordenado y desprevenido uso del endeudamiento a través de mecanismos como los sobregiros, las compras a largo plazo con tarjetas de crédito, los avances, entre otros; convierten a las entidades financieras en un miembro más de la familia, ya que dada la falta de educación y planeación financiera en algunos casos y con las expectativas de ingresos futuros muchos incurren en penosas y dolorosas moras que convierten a las agencias de cobro con frecuencia en uno de los contactos telefónicos más recurrentes del día, hasta el punto de hacer perder la calma, generar daños en su vida emocional y familiar y en algunos casos en donde la presión es muy fuerte optar por alternativas como el suicidio.
Con frecuencia tengo contacto con familias y empresas en donde el nivel de endeudamiento es tal alto y tan agobiante que se ha perdido la esperanza de alcanzar algo como la libertad financiera, sin embargo existe una ruta de salida: organice sus finanzas, priorice sus gastos, reevalue su nivel de vida y comience a pagar sus deudas.
Siendo honestos la libertad se asemeja a algo muy distinto a lo descrito anteriormente, debería estar guiada por parámetros menos egoístas, con una fórmula sencilla primero dar, luego recibir y por último gastar.